Lo que piensas de ti misma es muchísimo más importante que lo que los demás piensan de ti

 

“Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.


Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.


Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.


Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.


Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.


Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.


Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso, cometí menos errores. Así descubrí la… humildad.


Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama plenitud.


Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. ¡Y esto es saber vivir!


No debemos tener miedo de cuestionarnos. Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.


(Charles Chaplin)

Ilustración: Hulya Ozdemir

Quise compartir con ustedes este texto que me gustó mucho acerca del amor interno, algo que para mí es fundamental desarrollar porque creo que está muy ligado al crecimiento personal y espiritual. 

En los años de camino en mi trabajo personal y de acompañamiento a otros, he constatado que la puerta de entrada a la felicidad y la luz se encuentra en cómo nos vemos a nosotras mismas, en cuánta aceptación y amor incondicional somos capaces de tener disponible para otorgarnos.

Algo tan femenino como el amor incondicional (con esto no quiero decir que solo las mujeres podemos amar incondicionalmente, sino que me refiero a que es una característica dentro del arquetipo de lo femenino presente en todos los seres sintientes) que perdona, reconforta, nutre, contiene, que se mantiene contra viento y marea, es algo sagrado y elevado, paradójicamente es muy poco valorado en la sociedad actual. 

El amor hacia nosotras mismas nos lleva a ser libres, a no depender de los otros para satisfacer nuestras necesidades afectivas, nos enseña amar profunda e intensamente a los demás sin amarrarlos ni cohartarlos en su libertad.

Al amarnos incondicionalmente, aprendemos a ponernos en primer lugar sin ser egoístas, cultivando el cuidado por nosotras para luego poder cuidar a los demás.

Cuando me amo, me hago responsable de mi felicidad, que es mi principal tarea en esta vida.

Se preguntarán: ¿Cómo puedo ir desarrollando mi amor personal? 

Creo que las maneras son infinitas, algunas de las más utilizadas por las personas son las afirmaciones positivas, por ejemplo decirse cosas bonitas al espejo, otra manera es reconfortarse en momentos difíciles o de dolor como lo harías con alguien cercano y querido diciéndote cosas tranquilizadoras como "todo está bien", "ya pasará" "hiciste lo mejor que pudiste". Una buena herramienta en esta línea es practicar meditación compasiva (metta),  también sirve mucho aprender a reconocer tus emociones y aceptarlas con apertura. 

Cualquier cosa que hagas para aumentar tu amor personal que te haga sentido sirve. En un principio cuando no estamos acostumbradas a hacerlo puede sonar difícil, sobre actuado, poco natural y hasta cursi, ridículo o egoísta. Si te sientes así es normal, es parte del camino ir derribando ciertas resistencias que aparecen y prejuicios, ya verás que si insistes se te irá haciendo natural y cada vez menos forzoso, ya sabes, todo lo que practicas, se refuerza.

¿Cómo trabajas tú el amor personal?

¡Cuéntame!


Rosario.




Comentarios

Entradas populares